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Corrupción en Cuba: Un Problema Sistémico sin Solución a la Vista.

Updated: Mar 8

La corrupción es un fenómeno que afecta a numerosas naciones, y Cuba no es la excepción. Según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2024, publicado por Transparencia Internacional, Cuba obtuvo una puntuación de 41 sobre 100, donde 0 indica un país altamente corrupto y 100 muy limpio. Esta calificación sitúa a la isla en la posición 77 de 180 países evaluados, evidenciando una tendencia decreciente desde 2019, cuando alcanzó 48 puntos.


Corrupción en Cuba
Corrupción en Cuba
Factores que Contribuyen a la Corrupción en Cuba

1. Falta de Transparencia Gubernamental: La centralización del poder en manos del Estado cubano limita el acceso a información pública, dificultando la fiscalización ciudadana y la rendición de cuentas. Esta opacidad crea un entorno propicio para prácticas corruptas.

2. Economía Dual y Mercado Negro: La coexistencia de dos monedas y la escasez de bienes básicos han fomentado un mercado negro robusto. Esta situación obliga a muchos ciudadanos a recurrir a actividades ilegales para satisfacer sus necesidades, perpetuando la corrupción en diversos niveles de la sociedad.

3. Bajos Salarios en el Sector Público: Los sueldos insuficientes de los funcionarios públicos los hacen vulnerables a aceptar sobornos o participar en actividades corruptas como medio de subsistencia.

4. Ausencia de Prensa Independiente: La falta de medios de comunicación libres impide la investigación y denuncia de casos de corrupción, lo que contribuye a la impunidad y perpetuación de estas prácticas.


Ejemplos Concretos de Corrupción en Cuba

• Desvío de Recursos en Empresas Estatales: En 2021, La Habana reportó la pérdida de más de 63 millones de pesos debido a casos de corrupción y delitos en empresas y entidades estatales. Estas irregularidades incluyeron malversación de fondos y desvío de recursos destinados a servicios públicos.

Tráfico de Influencias y Sobornos: Informes han detallado la generalización de prácticas corruptas en el sistema cubano, incluyendo sobornos y tráfico de influencias, que afectan desde altos funcionarios hasta profesionales sin adscripción política.


Comparación Internacional

A nivel global, la corrupción sigue siendo un problema persistente. El promedio mundial del IPC se mantiene en 43 puntos, sin mejoras significativas en la última década. Países como Dinamarca y Finlandia lideran el ranking con puntuaciones de 90 y 88, respectivamente, mientras que naciones como Venezuela y Somalia se ubican en los últimos lugares con 10 y 12 puntos.


En América Latina, Uruguay destaca con 76 puntos, posicionándose como el país más transparente de la región. En contraste, naciones como México han experimentado descensos significativos, alcanzando su peor posición histórica en el IPC 2024, situándose en el puesto 140 de 180 países evaluados, con una calificación de 26 puntos sobre 100.


Impacto de la Corrupción en la Sociedad Cubana

La corrupción en Cuba tiene consecuencias profundas en diversos ámbitos:


Desigualdad Social: Las prácticas corruptas benefician a una minoría, exacerbando las disparidades económicas y limitando el acceso equitativo a recursos y oportunidades para la mayoría de la población.

Erosión de la Confianza Pública: La percepción de corrupción debilita la confianza de los ciudadanos en las instituciones gubernamentales, lo que puede derivar en apatía política y descontento social.

Obstáculos al Desarrollo Económico: La corrupción desalienta la inversión extranjera y obstaculiza el crecimiento económico,

perpetuando ciclos de pobreza y subdesarrollo.


¿Por qué Cuba no podrá mejorar sin un cambio drástico?

Si bien en muchos países la corrupción puede combatirse con medidas progresivas y reformas institucionales, en Cuba la corrupción está estructuralmente integrada en el modelo de gobernanza, lo que impide cualquier intento real de mejora. Estas son las razones fundamentales:


1. Un Sistema de Poder Inamovible:

La élite gobernante en Cuba ha permanecido en el poder durante más de seis décadas sin permitir alternancia política ni apertura democrática. La corrupción no es una anomalía en el sistema, sino una herramienta de control utilizada por la cúpula del poder para mantener su dominio.

2. Falta de Incentivos para la Transparencia:

En un sistema donde la rendición de cuentas no existe y la información es monopolizada por el Estado, no hay presión interna que obligue a los líderes a combatir la corrupción. No existe separación de poderes ni un organismo fiscalizador independiente que supervise las acciones del gobierno.

3. Corrupción como Herramienta de Subsistencia:

La economía cubana se basa en la escasez y el racionamiento, lo que crea un sistema donde la corrupción no es solo una opción, sino una necesidad para sobrevivir. Desde el desvío de alimentos en bodegas estatales hasta los pagos ilegales en el sector de la salud, la ilegalidad es parte de la vida cotidiana.

4. Dependencia del Mercado Negro:

La precariedad del modelo económico cubano ha generado una economía informal masiva que supera a la economía estatal en muchas áreas. Esto crea un círculo vicioso en el que el propio Estado se beneficia indirectamente del mercado negro, por lo que no tiene incentivos reales para eliminarlo.

5. Falta de Sociedad Civil Independiente:

En países donde ha habido avances en la lucha contra la corrupción, los actores clave han sido la prensa independiente, las organizaciones no gubernamentales y los movimientos ciudadanos. En Cuba, estos espacios están criminalizados, lo que impide la creación de mecanismos de denuncia efectivos.

6. Ausencia de Voluntad Política para el Cambio:

La cúpula dirigente en Cuba depende de la corrupción para su sostenibilidad política y económica. Cualquier intento serio de reforma pondría en peligro su monopolio del poder, por lo que no existen intenciones genuinas de cambio dentro del gobierno.


¿Qué tipo de cambio necesita Cuba?

Para que Cuba logre mejorar en términos de corrupción y desarrollo, sería necesario un cambio radical en su estructura política y económica, que incluya:


• Transición hacia una democracia con separación de poderes que garantice independencia judicial y transparencia gubernamental.

• Liberalización económica real que reduzca la dependencia del mercado negro y fomente la inversión privada.

• Prensa libre y acceso irrestricto a la información pública, permitiendo que periodistas y ciudadanos puedan denunciar la corrupción sin represalias.

• Reformas judiciales profundas para castigar efectivamente los delitos de corrupción sin interferencias políticas.


Sin estos cambios estructurales, cualquier intento por reducir la corrupción será cosmético y temporal, y el sistema continuará operando como hasta ahora: basado en la impunidad y el control absoluto del poder.

Cuba no podrá mejorar en transparencia y gobernanza sin derribar las barreras que sostienen el actual modelo de opacidad y represión. Sin un cambio profundo, la corrupción seguirá siendo el eje sobre el que gira la vida en la isla.


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