¿Qué pasó con los tacones? Historia, declive y futuro de un ícono de la moda.
- rulfop
- Apr 20
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Hubo un tiempo en que los tacones altos eran sinónimo absoluto de elegancia, poder y feminidad. En las alfombras rojas, en las oficinas, en las pasarelas y hasta en los anuncios de perfumes, la mujer que usaba tacones era percibida como segura, dominante, sensual. Pero en los últimos años, algo ha cambiado silenciosamente en el corazón de la moda: los tacones han comenzado a desaparecer. Esta transformación no es casual ni repentina, sino el reflejo de una evolución cultural, social y estética más profunda.
El origen del tacón: de símbolo masculino a emblema femenino
Pocos saben que los tacones no nacieron como un accesorio de moda femenina. En el siglo XV, eran parte del atuendo de los jinetes persas para asegurar el pie en el estribo. Más tarde, durante el reinado de Luis XIV en Francia, los tacones se convirtieron en símbolo de estatus para los hombres aristócratas. De hecho, el famoso "tacón rojo" era privilegio exclusivo de la corte real masculina. No fue sino hasta el siglo XVIII cuando el uso de tacones se feminiza, acompañando el auge de los vestidos voluminosos y el ideal estético barroco.
La edad de oro del tacón: Hollywood, Dior y el siglo XX
En el siglo XX, los tacones vivieron su apogeo. Con la llegada del cine y las estrellas de Hollywood como Marilyn Monroe, los stilettos se convirtieron en sinónimo de glamour. Christian Dior revolucionó la silueta femenina tras la Segunda Guerra Mundial, elevando el zapato a la categoría de arte. Diseñadores como Salvatore Ferragamo, Roger Vivier y Manolo Blahnik transformaron el tacón en objeto de deseo.
Durante las décadas de 1980 y 1990, los tacones eran considerados imprescindibles en la indumentaria de la mujer profesional: cuanto más alto, más poderosa. El tacón representaba un equilibrio entre belleza, autoridad y sensualidad.
El cambio de siglo: comienzan las dudas
¿Qué pasó con los tacones? Historia, declive y futuro de un ícono de la moda.
A partir del año 2000, el tacón comenzó a enfrentar sus primeras críticas. El auge del feminismo, la creciente conciencia sobre el bienestar corporal y la visibilidad de movimientos sociales pusieron en entredicho ciertos cánones estéticos. ¿Por qué una mujer debía soportar dolor para lucir "bella"? ¿Era realmente libre la elección del tacón, o una imposición social?
Marcas emergentes comenzaron a experimentar con calzado plano y de inspiración andrógina. Paralelamente, el streetwear y la cultura sneaker se expandieron globalmente, desafiando el reinado del tacón en los contextos de moda.
El golpe definitivo: pandemia y redefinición del lujo
Con la llegada de la pandemia en 2020, el mundo se vio obligado a detenerse. El trabajo remoto, el encierro y la introspección colectiva redefinieron prioridades. La comodidad se convirtió en una necesidad y en una nueva forma de lujo. ¿Quién necesitaba tacones en casa? ¿Quién los deseaba realmente?
Las marcas de moda respondieron con rapidez: colecciones enteras prescindieron de los tacones, dando protagonismo a sandalias planas, zapatillas, mocasines y botas robustas. El concepto de “lujo relajado” cobró fuerza, y con él, la idea de que el dolor no es glamoroso.
Datos actuales: lo que dicen los números
Según un estudio de Business of Fashion, las ventas de tacones han disminuido progresivamente desde 2019, mientras que las de calzado plano y deportivo han crecido exponencialmente. En 2023, el 72% de las colecciones presentadas en las pasarelas de Nueva York, Milán y París incluyeron calzado bajo o sin tacón. Incluso casas históricas como Chanel, Prada y Valentino han reinterpretado la feminidad sin la necesidad de alzarse sobre un stiletto.
El fenómeno no es solo estético, sino generacional. Las mujeres jóvenes valoran la movilidad, la naturalidad, la practicidad. Y si desean destacar, lo hacen desde la individualidad, no desde estándares heredados.
Consecuencias culturales y económicas del declive
La desaparición del tacón no es un simple cambio de tendencia. Implica ajustes en toda la cadena de valor del calzado: diseño, producción, marketing, distribución. Fabricantes especializados en tacones deben adaptarse o reinventarse. Las escuelas de moda repiensan sus programas. Las revistas ya no glorifican el dolor como signo de distinción.
Culturalmente, se abre un espacio para una feminidad más diversa, más fluida, menos esclava de la imagen. El cuerpo ya no es un lienzo que hay que elevar, sino un territorio que se habita con orgullo y confort.
El futuro del tacón: ¿desaparición o transformación?
Decir que el tacón desaparecerá sería apresurado. Como todo ícono, muta. Varios diseñadores están experimentando con soluciones híbridas: tacones bajos, geométricos, ergonómicos. Se investiga en materiales que amortigüen el impacto, suelas que respeten la anatomía, formas que combinen elegancia y funcionalidad.
Marcas como Camper, Loewe o Maison Margiela están liderando esta transición con propuestas audaces. En paralelo, diseñadores emergentes exploran el tacón como declaración artística, objeto conceptual o incluso herramienta de protesta.
Adopciones futuras y nuevas narrativas
Es probable que en el futuro los tacones se conviertan en piezas ocasionales, casi esculturales. No un estándar diario, sino un accesorio de performance. Se integrarán tecnologías como impresión 3D, personalización digital, análisis biométrico para crear tacones hechos a medida, más humanos, más conscientes.
Además, el storytelling será clave. El calzado del futuro no solo se venderá por su estética, sino por la historia que cuenta: sostenibilidad, inclusión, memoria cultural.
Tacones en la era post-género
Otro elemento revolucionario es el desdibujamiento de los géneros en la moda. Hoy vemos a hombres desfilando con tacones y a mujeres que eligen botas militares. El calzado se convierte en un medio de expresión, no en un límite. Y el tacón, si permanece, lo hará liberado de su carga simbólica tradicional.
No es el fin, es un nuevo comienzo
El tacón no ha muerto: está evolucionando. Lo que desaparece no es el objeto, sino su significado. En lugar de representar una norma impuesta, puede convertirse en una elección estética libre. Un día lo llevaremos con orgullo, otro con nostalgia, otro no lo llevaremos en absoluto.
La moda no dicta el estilo, lo acompaña. Y si algo nos enseñan los tacones es que caminar con gracia también puede hacerse con los pies bien firmes sobre la tierra.
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